Mounjaro y yo: 14 días con un fármaco revolucionario

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Eva González Mariscal

Construyo proyectos digitales y exploro la intersección entre educación, psicología y derecho. Como investigadora, me interesa crear narrativas que conecten la tecnología con el pensamiento crítico y la transformación social.

Introducción

Motivaciones para comenzar con Mounjaro

Mi decisión de empezar a tomar Mounjaro no surgió de una necesidad médica urgente. Mis analíticas eran, en general, correctas, salvo por algunos valores que indicaban un riesgo potencial de desarrollar resistencia a la insulina en el futuro. No padecía dolores físicos ni enfermedades metabólicas diagnosticadas, y realizaba ejercicio de manera regular. Sin embargo, la razón principal por la que tomé esta decisión fue la imagen corporal y las implicaciones sociales que esta conlleva.

El peso corporal y la percepción que los demás tienen sobre él han sido factores determinantes en múltiples aspectos de mi vida. En el ámbito profesional, he notado cómo ciertas oportunidades se desvanecían y cómo mi autoridad en algunos contextos se veía menospreciada. Aunque nunca he permitido que esto limite mis aspiraciones, es innegable que el sesgo contra las personas con sobrepeso sigue estando presente en muchos entornos laborales y académicos.

En el ámbito personal, he experimentado episodios de agresión verbal y menosprecio debido a mi peso. En tres ocasiones, he recibido insultos directos por parte de personas de diferentes entornos. Uno de estos ataques provino de una enfermera pero que tenía relación personal anterior conmigo, digamos que fue una amiga que, además de menospreciar mi apariencia, insistía en diagnosticarme con un síndrome metabólico inexistente. Otro caso fue el de una persona desagradable con trastorno límite de la personalidad y antecedentes de bulimia, quien llegó a difundir falsedades sobre mi peso. Decía que pesaba 140 kilos, sin que llegara siquiera a los 100. Finalmente, una tercera persona, de quien no puedo dar más detalles sin revelar su identidad, realizó comentarios denigrantes en redes sociales, llegando a desearme la muerte.

No puedo afirmar que estos comentarios me afecten profundamente en el presente, pero sí han contribuido a generar una ansiedad social subyacente. No obstante, mi interés por los fármacos agonistas del GLP-1 no es reciente. Hace más de quince años, mi padre, médico e investigador, me hablaba de sus beneficios en pacientes con patologías metabólicas. Con el tiempo, estos medicamentos han evolucionado y hoy están aprobados específicamente para el tratamiento de la obesidad. La única barrera que había impedido que los probara antes era que no se recetaba a mi grado de obesidad, y la económica. Ahora, con mayor acceso y mayor información disponible, decidí iniciar este proceso.

Enfoque de la investigación

Además del impacto físico, quiero documentar los efectos psicológicos y sociales de Mounjaro. Esta serie de artículos servirá como registro personal y como exploración de cómo las percepciones externas cambian con la transformación física. En términos más amplios, también quiero analizar cómo la sociedad reacciona a estos cambios y qué implicaciones tienen en la identidad y el bienestar emocional.

¿Qué es Mounjaro? Un enfoque científico y social

Mecanismo de acción y eficacia

Mounjaro (tirzepatida) es un fármaco agonista dual de los receptores GLP-1 y GIP. Esta característica lo diferencia de otros medicamentos previos, como la semaglutida, que solo actúan sobre el receptor GLP-1. Su mecanismo de acción se basa en la estimulación de la secreción de insulina dependiente de la glucosa y en la inhibición del glucagón, lo que contribuye a un mejor control del metabolismo energético y a una disminución significativa del apetito.

Los estudios clínicos han demostrado que Mounjaro es el tratamiento farmacológico más efectivo para la reducción de peso sostenida a largo plazo. Su eficacia supera a la de otras terapias previas, lo que lo ha convertido en una opción preferida por endocrinólogos y profesionales de la salud metabólica.

Uso clínico vs. uso popular

En el ámbito médico, Mounjaro ha sido aprobado para el tratamiento de la diabetes tipo 2 y recientemente para la obesidad. No obstante, en la cultura popular su uso se ha extendido más allá de estas indicaciones, generando debates sobre ética, accesibilidad y equidad en su distribución.

Actualmente, el discurso popular sobre Mounjaro está polarizado. Mientras que la comunidad científica lo reconoce como una herramienta poderosa para el control del peso y la mejora metabólica, en la esfera social sigue existiendo una percepción errónea de que es un «atajo» para personas «vagas» que no quieren hacer ejercicio o cuidar su alimentación. Esta idea refuerza el estigma que rodea a los tratamientos farmacológicos para la obesidad, ignorando la complejidad biológica del metabolismo y el papel del sistema nervioso en la regulación del hambre y la saciedad.

Mi experiencia hasta ahora

Primeras sensaciones y expectativas

Mi primer contacto con Mounjaro estuvo marcado por cierto grado de aprensión. Siempre he sido muy sensible a los medicamentos y, además, tengo un historial de hematofobia que me ha dificultado el uso de tratamientos inyectables en el pasado. Sin embargo, la experiencia fue sorprendentemente sencilla. La aguja utilizada para la inyección es más pequeña que la de la insulina y la sensación es prácticamente imperceptible, comparable a la picadura de un mosquito.

Desde los primeros días, noté un cambio significativo en mis niveles de energía. La sensación de ansiedad que solía experimentar en determinadas situaciones disminuyó notablemente. En términos de bienestar emocional, experimenté una estabilidad que no había sentido antes, algo que quiero analizar más a fondo desde una perspectiva neurobiológica y psicológica.

Cambios en la relación con la comida

Uno de los aspectos más reveladores de esta experiencia ha sido darme cuenta de que la «fuerza de voluntad» en la alimentación es en gran medida un fenómeno neurobiológico. La saciedad, el hambre emocional y la compulsión por la comida no son simples actos de autodisciplina, sino procesos regulados por hormonas y neurotransmisores. Antes, recurría a la comida como mecanismo de afrontamiento en momentos difíciles. Ahora, con la reducción de la sensación de hambre, me enfrento al desafío de redirigir esta necesidad emocional a otras áreas de mi vida sin caer en la sustitución por otras conductas adictivas.

Efectos secundarios y adaptación

Afortunadamente, no he experimentado efectos secundarios adversos. La única molestia notable ocurrió tras la primera inyección, cuando sentí un leve cansancio y malestar durante las primeras horas. Fuera de eso, mi adaptación ha sido excelente.

Desde el punto de vista metabólico, mi endocrino atribuye los efectos de bienestar a la generación de cuerpos cetónicos. Sin embargo, algunos psicólogos sostienen que estos cambios pueden estar relacionados con otros procesos neuroquímicos. Quiero investigar más sobre este aspecto para comprender mejor la relación entre Mounjaro y la regulación del estado de ánimo.

Evolución del peso y la composición corporal

Actualmente, estoy en una dosis de 0.25 mg y, en dos semanas, he perdido cinco kilos. Este ritmo de pérdida puede parecer lento en comparación con otros casos documentados, pero es consistente con mi nivel de ejercicio, el uso de creatina y mi ciclo hormonal.

Conclusión y próximos pasos

Mi principal aprendizaje hasta ahora es que la obesidad no debería ser una condena irreversible. El bienestar que proporciona Mounjaro es algo que debería estar al alcance de más personas. También he confirmado que la percepción social sobre el peso está cargada de prejuicios y que el éxito en la pérdida de peso a menudo genera reacciones de envidia o escepticismo.

En los próximos meses, quiero profundizar en los cambios psicológicos y sociales que experimento. Para ello, llevaré un diario estructurado, aplicaré pruebas psicológicas y documentaré mis observaciones en futuras publicaciones. También invito a quienes están en un proceso similar a compartir sus experiencias y reflexiones.

¿Es posible que Mounjaro no solo transforme el tratamiento de la obesidad, sino también la forma en que la sociedad percibe el peso y la salud? Esa es una de las preguntas que espero responder en esta investigación.